Semana de regresos la primera de este mes de enero de 2012. Primero fue José Antonio Reyes dejando el Atlético de Madrid para retornar al Sevilla. Apenas 24 horas después de hacerse oficial su traspaso, se ha confirmado la cesión de Thierry Henry por el Arsenal.
Las aficiones que acudan al estadio ya no tendrán que rendir tributo a la estatua de Tití que adorna los exteriores de la versión mejorada de Highbury. Esos genes antillanos de Guadalupe y Martinica que engendraron a un delantero de zancada larga y toque elegante estarán otra vez por el norte de Londres. Vuelve el máximo goleador en la historia gunner, el que dejó con sus 226 dianas obsoleta la cifra del mítico Ian Wright. Durante los dos próximos meses cabalgará por el verde del Emirates Stadium la gacela francesa.
Ahora que el Arsenal se mete en la lucha con los más grandes de la Premier recupera para la causa a su mayor leyenda, beneficiándose del parón de la MSL estadounidense. La Copa de África les privará de la presencia de Marouane Chamakh y Gervinho, un precio más que justo por Henry.
Fue bajo el mando de Wenger, una de las apuestas en Premier League, cuando el aficionado al fútbol disfrutó de sus mejores tardes. Ni en Italia con la Juventus ni España con el Barcelona alcanzó las dimensiones legendarias de cuando vistió la camiseta del Arsenal y de la selección francesa al lado de Zidane.
Su maestro le diseñó un equipo hecho a medida para que brillara siempre más que nadie al lado de jugadores de la talla de Pires, Ljunberg y Bergkamp primero y más adelante de otros como Cesc, Reyes y Van Persie. De todos ellos sólo el holandés, jugador que a buen seguro será una de las apuestas en la Eurocopa 2012, estará para darle la bienvenida a casa. Dos genios (Van Persie y Henry) que de firmar otra alianza darán que hablar nuevamente en las crónicas deportivas.
Que nadie se extraña si debajo de su nombre a partir de ahora ve un número doce. Su venerado 14 está en posesión de Theo Walcott y se quedará con el que reservaba para Francia. Sigue siendo el mismo aunque algo más maduro. De su primera instantánea en Highbury han transcurrido ya 13 años. La imagen de aquel joven de cara angelical se ha evaporada. Sobre su rostro se distingue una pronunciada barba de 34 primaveras, que daba sus últimos coletazos por los Red Bull de Nueva York.
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