
Desde muy pronto el Sevilla le demostró al Valencia que llegaba con las pilas cargadas tras pasearse frente al Karpaty. Con Luis Fabiano y Kanouté, cada vez más viejo, Manzano buscó llevarse un partido que era importante para ambos conjuntos, ya que en la apuesta por competiciones europeas todo había sido muy bonito pero en La Liga el Sevilla llegaba tras ser humillado por el Barcelona y el Valencia de permitir que el Zaragoza, uno de los más débiles de la competición, se llevara un punto para La Romareda.
El partido se decidió en el minuto 25, cuando Iturralde González decidió expulsar al turco Mehmet Topal por un plantillazo sobre Martín Cáceres. En mi opinión una amarilla hubiera sido un castigo más que suficiente. A partir de ahí el Valencia luchó por aguantar y el Sevilla por aprovechar la gran oportunidad que le había brindado el colegiado. Manzano no quería ver escapar tal oportunidad y en la segunda parte, con el partido todavía sin goles, sacó a Negredo y quitó a Romaric, dejando a tres delanteros. El de Vallecas salió y beso el santo con un tanto que dejaba un poco más hundidos a los valencianos.
Alfaro también saltó al campo y se encontró con el mismo santo que Negredo, marcando su cuarto gol para el Sevilla esta temporada, todos ellos de cabeza. Ahí quedó sentenciado el partido y el Sevilla vuelve a los puestos europeos, aunque deberá bajar la guardia ya que esta temporada parece que van a ser más los equipos que quieran estar danzando por el Viejo Continente.
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