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sábado, 10 de diciembre de 2011

La mala costumbre de compararse con Messi

En Brasil se vive con desesperación lo de no ser el ombligo del mundo futbolísticamente hablando. Desde la época de Pelé siempre hubo un brasileño entre las altas esferas dominando el esférico. En los años 80 le sucedieron Zico y Sócrates, Romario a mediados de los noventa, después llegarían Ronaldo, Kaká y Ronaldinho, por citar algunos.

Todos jugadores de talla mundial que hicieron de la seleçao un equipo temido y respetado. Ahora las cosas no son lo que eran. España es la mayor de las apuestas de fútbol, mientras en Brasil los campos de café y cacao no producen nuevas talentos. Todos señalan a Neymar como el elegido. Siempre se dijo que las comparaciones son odiosas y más cuando al otro lado del espejo están Pelé y Messi. Hay quien ve en Neymar algo de los mayores astros de todos los tiempos, aunque en Argentina la sola idea de buscar parecido en cualquier con su Mesías produce una risa burlona.

No es justo que a sus 19 años Neymar tenga que cargar con semejante losa. Se hablan maravillas del jugador del Santos, pero está a años luz de deslumbrar con la brillantez de la Pulga. Su carrera no ha hecho más que dar sus primeros coletazos con un currículo que va cogiendo forma. La fruta tiene un proceso de maduración y la alteración de su ecosistema sólo la echa a perder, como en tantos otros casos. Promesas que cruzan el Atlántico antes de lo debido por la gloria hasta que acaban estrellados.

Robinho vistió en Cádiz de blanco casi antes de bajar del avión. Sus minutos en el Ramón de Carranza pronto despertaron debates en toda la prensa, cuestionando la soberanía de Messi. Posiblemente fueron infinidad de factores los que influyeron en que nunca más levitara por el verde con la elegancia del aquel día. Sin duda sentirse del día a la noche rey sin reino tuvo algo que ver.

Demos tiempo al tiempo valga la redundancia. Disfrutemos de sus virtudes sin todavía elevarle al Olimpo. Ya se encuentra con su equipo en Japón para el Mundialito de Clubes. En su primera comparecencia todos los allí presentes obviaron el marco de la competición para centrar las preguntas en Pelé y Messi. Normal que resoplará cada vez que escuchaba sus nombres.

Nadie mejor que él para saber el camino que aún le queda por recorrer. Bien aconsejado por su entorno, y siendo una de las apuestas en el mercado de fichajes, no se deja seducir por todas las ofertas de Europa. Le queda mucho por aprender junto a sus paisanos antes de abrirse al planeta. Entre tanto, quizás en Japón nos regale alguna pincelada.

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